3ª QUEDADA SOLIDARIA CC CASTILLO DE MULA

Sin prisas, bien relajado, saboreo un oscuro café con el que suelo arrancar mis aventuras deportivas. Sentado en la cocina, solo, acariciando a mi pequeña gatita, Grisenda María, repasando mentalmente las cosas que he de cargar en el cajón que acompaña a mi bicicleta en el maletero de la ranchera. Liturgias que se han automatizado con el paso de los años y gracias a las cuales nunca tengo ningún olvido o percance derivado de una mala organización. 

Hoy tengo asignado un dorsal (número 30), en la 3ª Quedada Solidaria del Club Ciclista Castillo de Mula. Buen plan para un domingo de cielo nublado y pocas ganas de sufrir apretando los riñones sobre la bicicleta de montaña. El motivo de este evento es recaudar fondos y dar visibilidad a la asociación “KMS XL LUPUS & ENFERMEDADES AUTOINMUNES”. 

En mi caso también voy a aprovechar estas letras para dar luz a otra buena causa, y esta es la “FUNDACIÓN CRIS CONTRA EL CÁNCER”, a la que dan brillo sus embajadores Marcos y Blas, del club ciclista CONLÓGICA de Ceutí, mi pueblo desde hace más de dos décadas. 

Al llegar al parque, lo primero que hago es ir a saludar a mi compañero “Tato”, quien me indicó la existencia de la quedada tomando un café en nuestro “talego”. Un buen apretón de manos, unas risas y me presenta a compañeros del club organizador y a su presidente. Obviamente, aprovecho el momento para meter una cuña sobre el “II Circuito Btt Últimos Moriscos”, del que tengo el honor de ser uno de los culpables de que se celebre.

Localizo a Marcos y a Blas entre la marea multicolor. Me acerco hasta ellos y con esa efusividad, propia de los nuevos amigos, cuando se reencuentran nos hacemos unas fotos y nos ponemos al día de todos nuestros avatares deportivos. 

Suena la cuenta atrás y casi un centenar de buenas almas se disponen a pedalear tras los guías del club organizador. Esta mañana va a adolecer de galgos corredores, todos vamos en el mismo vagón, en un entretenido carrusel en el que las conversaciones se van a ir hilvanando sin cesar. Sin pretensiones competitivas, sin prisas, sin estrategias  pero con ganas de llegar a Meta y saborear unas frías cervezas, que son capaces de resucitar momias si se las damos a probar.

Apenas conozco a nadie, pero no me supone ningún tipo de inquietud, al contrario, disfrutar del sonido de la grupeta me relaja. Avanzar suave por la vía verde del Camino Santo de La Vera Cruz de Caravaca (Lignus Crucis) no deja de maravillarme. Es un lugar en el que desconectas al “homo ciclator” y te puedes ensimismar en tus pensamientos o simplemente contemplar la comarca. Lo mismo nos flanquean pequeños vergeles de agrios y naranjos, que las calizas se adueñan de la acuarela panorámica. Cruzamos las casas de la estación de Albudeite, cicatrizamos las avenidas de Campos del río. 

Siempre protegidos por nuestros colosos pétreos, pues al frente tenemos Carrascoy, o Ricote, en la lontananza la sierra de La Pila, y la madre Sierra Espuña atenta de todos y cada uno de nosotros. Un pequeño fragmento de la ruta de La Floración nos alfombra con sus arenosos requiebros hasta las faldas de la Muela de Mayés, donde entre pedregales serranos, tan propios de nuestros desiertos, llegamos a La Muela de Albudeite: pequeño islote de bosque mediterráneo, tupido de verdes esplendorosos y romeros leñosos esperándonos. 

En esta área recreativa tan bonita y bucólica, nos esperan un buen grupo de amigos con mesas llenas de frutas frescas, bebidas y algunas palmeritas de hojaldre que hacen el caprichoso momento de los golosos del pelotón. Música, risotadas, vocinglero al más puro estilo murciano, bicicletas apoyadas en los troncos de los árboles, pinus halepensis sobre todo y algún que otro algarrobo centenario. 

Acabado el ágape, nos dejamos caer nuevamente sobre la vía verde, que más bien en estos momentos podríamos llamarla “vía polvorosa” pues está seca hasta tal extremo que parece que la hayan enharinado con fina arena de cantera. 

Rodando y cubriéndonos de polvo hasta el último resquicio de nuestros seres, poco a poco vamos llegando a Mula, donde una pequeña fiesta con sorteo de regalos, aperitivos y cervezas muy frías dan fin a tan agradable momento deportivo. El compadreo corretea por todas y cada una de las mesas, en las que ningún comensal acierto a ver con el rictus serio o amilanado, sólo veo caras sonrientes y gestos propios de la amistad y la broma que estos duendes ciclistas descubren cuando están felices y contentos.

En mi mesa, tengo a dos grandes nuevos compañeros de caminos: Marcos y Blas, a los que agradezco ese buen rollo que destilan y que hacen que este deporte sea mágico, pues todos ofrecemos lo mejor que tenemos. 

Las últimas letras se las quiero dedicar a Tato, siempre sonriente y atento. 

GRACIAS COMPAÑERO !!!

2 comentarios en “3ª QUEDADA SOLIDARIA CC CASTILLO DE MULA

  1. Jose Maria Moya Ruiz

    Le había dicho al amigo tato que te felicitara por tu bonito relato sobre el día tan bueno que pasamos ayer, pero aprovecho la ocasión para hacerlo en primera persona. Gracias, me ha puesto el bello de punta y ha hecho que me sienta orgulloso de pertenecer a esta gran familia de “locos” por la bici; un abrazo.

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