Hace un mes…

Llegué de Alemania, concretamente de Allrode. Acabadas las vacaciones se acabaron las cervezas con salchichas adosadas, se acabaron los cafés de casi medio litro con porciones de pastel insertadas, se acabó conducir un coche de alquiler, se acabó tener el teléfono móvil escondido en un cajón, se terminó el estado de ingravidez mental en el que me sumerjo cuando cruzo la zona de embarque de cualquier aeropuerto que me lleve a la tierra de mis hijos y de mi esposa.

También hace un mes que llegó mi nueva bicicleta a mi garaje, fecha en la que comencé a moverme de manera incansable, en solitario o persiguiendo a todo aquel que se deja. Cuesta arriba, llaneando y cuesta abajo, hace un mes que no dejo de subirme en mi nueva Stumpjumper. Treinta días exactamente hace que salí sonriente de «The Bike» en Murcia con casi once kilos de aluminio M5 bajo el brazo.

Hace un mes que mi vida ha dado un giro radical. Qué alegría. Hace algo más de tiempo que el podólogo San Román de Alicante, me hizo una ñapa en el pie y me transformó nuevamente en El Sincrolador, pasando de ser el doliente a el sonriente.

A modo de homenaje hoy he rodado con mi indescriptible amigo y compañero (Paquito Cobos). Me ha llevado al Chorrico, hemos horadado los caminos más repentinos y quebradizos de la zona, con unas subidas repentinas que suben la temperatura de las cubiertas a una cifra superior a la de los latidos de mi corazón, creo que me he visto masticando mi ombligo al final de algunas cuestas. He bajado andando dos rampas de esas que prefiero dejar para los que saben, yo siempre he gritado a los cuatro vientos que soy un gallináceo patizampo y que no bajo ni queriendo; pero si que me he dejado a modo de postre los peraltes y vaguadas empedradas para que mi 29″ disfrute cayendo por esos escalones que en otros tiempos ni me hubiese atrevido a pasar montado.

Para soltar piernas hemos pisoteado algunas sombras por Coto Cobos y después con la puntualidad suiza que caracteriza al Polilla hemos llegado al punto de origen.

Resumiendo, hace un mes que vuelvo a sonreir de una forma especial, sobre todo cuando entro en mi biblioteca del sótano y veo a mi «negraza» esperándome para darle una buena paliza monte arriba.

Gracias Paquito, seguir tu rueda siempre es constructivo y divertidísimo.